De Eva Hache a Sánchez Cuenca ¿el mismo pecado de la izquierda?

Jose Valle, 28/02/2017    #POLÍTICA, #PROGRESISMO




Ayer compartía una publicación en la que Eva Hache afirmaba que ha amenazado al profesor de su hijo para que no le ponga deberes. Solo el comentario es de una gravedad que raya en lo delictivo, por las amenazas al profesor, pero sobre todo por esa actitud sobreprotectora y ñoña respecto a su hijo. Y si es solo postureo o a ver que tal salgo luego en Twitter, aunque creo que no es eso, con su pan se lo coma.

El problema de algunos progresistas es que cuando entran en batalla todo lo quieren cambiar, y para casi nada tienen soluciones, mínimamente contrastables. Lo que puedan decir los expertos, si no son de los suyos, se la trae al fresco: no hay términos medios, no hay negociación, ni concesión, lo tienen todo clarísimo. Entonces, ¿por qué está la izquierda en medio de ese carajal desde hace décadas?

Una de las posibles respuestas está en una publicación de Sánchez Cuenca, en la que después de enumerar una larga lista de académicos, periodistas y políticos pertenecientes a movimientos de izquierda en sus inicios -Josep Piqué, Ramón Tamames, Jiménez Losantos, Sánchez Drago, José María Fidalgo...-, constata que hay movimiento desde la izquierda hacia la derecha, también engloba en el mismo saco el liberalismo, y espeta lo siguiente con absoluta tranquilidad: "El hecho de que el cambio se produzca siempre en el mismo sentido nos revela con claridad la naturaleza profundamente gregaria de los intelectuales, que sin embargo suelen verse a sí mismos como individuos únicos y plenamente autónomos. Los intelectuales, empero, siguen las tendencias en el terreno de las ideas con la misma coordinación y falta de sentido que las bandas de estorninos que surcan el cielo. Son capaces de detectar con gran precisión por donde sopla el viento". Notable conclusión, aunque espero que el resto de sus diagnósticos tenga otro nivel, porque gregarios somos todos, cada uno hasta donde le viene bien, y sin embargo el uso de la materia gris parece bastante más racionado.

Sánchez Cuenca es un personaje curioso que hace exactamente lo mismo que critica a los demás: posturea para venderse a sí mismo y a sus libros. Además, como sabe de que va todo esto, porque se conoce bien la Complutense, en sus artículos tira de la misma frivolidad y prepotencia que recrimina a otros intelectuales.

Pues éste, que no es intelectual, va a intentar darle una explicación, únicamente mía, de porque hay personas que partiendo de la izquierda acaban en otras posiciones ideológicas. La más fácil: porque no les cuadra lo que han defendido hasta el momento, porque no entienden que vistos los resultados la izquierda tenga el bálsamo de fierabrás que todo lo curará. Simple, sencillo, y mucho más probable que su afirmación. En la mayoría de las ocasiones imagino que no es un viaje fácil, cuesta muchos disgustos y decepciones, ni corto, ya que el proceso puede llevar décadas. Implica derribar muros construidos durante toda una vida, recolocar piezas, adaptar conocimiento y experiencias, para llegar adonde quiera que se acabe. Porque no todos terminan ni en el mismo lugar, ni de la misma forma señor Sánchez Cuenca.

Si a la derecha se la define como reaccionaria porque no se mueve, ¿cómo calificamos a la izquierda que hace exactamente lo mismo? Con un agravante, porque la derecha no es inamovible, de hecho se ha apropiado de bastantes de las banderas que eran patrimonio de la socialdemocracia, y las ha hecho suyas sin complejos. ¿Cuándo veremos a la izquierda decirle a los suyos que la evolución del colectivo que sea y su progreso individual es cuestión de valores universales y apolíticos como trabajo, estudio, esfuerzo...?


 




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