Haciendo el tonto al borde del precipicio

Jose Valle, 12/06/2017    #ESPAÑA, #PARTIDOS POLÍTICOS, #OPINIÓN




Peli mala de domingo por la tarde. Una escena capta mi atención: una mujer con un bebé al borde de un precipicio. Le entrega el niño a otra que parece ser la madre. En la siguiente escena ya no se ve a nadie. Me quedé con la sensación que esa mujer se podría haber despeñado con una criatura que no tenía la culpa de nada. Y acto seguido pensé que es lo mismo que está pasando ahora con España.

Hay muchas razones para intentar cambiar las cosas, empezando porque es necesario, y en esto creo que estaremos de acuerdo con la mayoría de nuestros paisanos. En lo que posiblemente no lo estemos tanto es en la forma de hacerlo. Para mí lo económico es algo primordial, y cualquier política que se base en la redistribución del aire, simplemente no tiene sentido. Hace falta generar riqueza, ingresos, plantear políticas que atraigan la inversión extranjera, que haga nuestro tejido económico más productivo. Tenemos que implicar en ello a empresarios, trabajadores y el propio estado, para tener algo que repartir. Quitarle todo a los ricos y repartirlo entre los pobres, es como cortarle las patas, las alas y la cabeza a la gallina y pedir que siga dando huevos. Te puede dar para un par de caldos, poco más. En el reparto de la riqueza el equilibrio es posible, pero no te dejes engañar por soluciones revolucionarias, sumando y restando con los dedos es suficiente para darse cuenta, porque repartiendo toda la riqueza de los que tienen más, entre el resto, tocamos a cacahuetes. Y una vez repartida se acabó. Hace falta convertirles en parte de la solución. Y estoy convencido de que los más inteligentes estarán más que dispuestos a sumarse a un proyecto ilusionante, en el que la recompensa es para todos los españoles.

Como tú, he dudado un millón de veces sobre qué era lo mejor. En mi caso siempre pienso en el bien común, nunca me pongo en la ecuación, pero es que es la única forma de que funcione: pensando en lo que es bueno para la mayoría. Así que me ha dado tiempo a votar a media docena de partidos desde la primera vez metí la papeleta en una urna a principios de los 80. He votado socialista durante unas cuantas legislaturas, hasta que me di cuenta de que era necesario reemplazar a los gobiernos de González. Desde entonces mi voto no es de nadie. Mi corazón no está con nadie, soy muy pragmático, y como te decía, pienso en lo que es bueno para mi país. Busco a aquel que tiene más posibilidades de hacer cosas que puedan significar un cambio en la buena dirección, cosas que vayan sumando, y lo cierto es que no es fácil. Les gusta demasiado legislar sobre las nubes o el viento. Que sean poco eficientes o mientan ¿es una razón para desistir? en absoluto. Mi voto seguirá empleándose en buscar cambios sustanciales para nuestra sociedad.

Hoy no puedo ver como una opción al PP, ya han demostrado que sus políticas no suman, están ahí simplemente para perpetuarse. Sí, de vez en cuando dan una mano de pintura. Tienen esa querencia conservadora que les lleva a ser razonablemente buenos gestores, pero inmovilistas y poco imaginativos, con la cantidad de goteras y fallos estructurales a los que hay que meter mano en esta casa común de España. De un tiempo a esta parte han ido sumando prácticas socialistas, las de querer contentar a todo hijo de vecino. Eso les impide la iniciativa, agresividad si lo prefieres, de los americanos o irlandeses, que cuando vienen mal dadas, son capaces de cortar una crisis de raíz en un par de años, con dureza, pero en muy poco tiempo están otra vez a pleno rendimiento. Puedes darte cuenta del efecto de sus políticas por cómo se despegan de nosotros en los indicadores generales, sobre todo PIB y competitividad. La ventaja acumulativa de esa forma de actuar es impresionante, sería largo de explicar. Por otra parte el PP es poco de fiar, es incapaz de encontrar las llaves de la eficiencia o la racionalidad, en un estado de las autonomías que se nos ha escapado completamente de las manos. Prometieron encargarse de diputaciones y ayuntamientos en la primera legislatura de Rajoy, pero no tuvieron lo que hacía falta. Imagino que las llamadas de gerifaltes locales, diciendo que lo de su hija, el cuñado o el amigo no se tocaba, les quitó las ganas. No parece que un partido así puede solucionar los problemas de España.

Al PSOE les tengo una consideración parecida, con añadido: si los del PP legislan sobre algunos temas de cara a la galería, ellos lo hacen sobre aspectos que nadie ha dicho que fuera necesario hacerlo. Abrir melones de forma innecesaria, y más para enfrentar a una parte de la sociedad con otra, no tiene sentido desde ningún punto de vista. No es eficiente ni social, ni políticamente. Ser progresista y ser imbécil no son sinónimos. Avanza, pero no enfrentes a unos con otros. De lo de la economía ya ni hablamos, si Montoro es un socialista, lo de ellos entra en algunos temas en el terreno de lo absurdo. Y en lo territorial, el carajal que tienen, es para salir corriendo.

De Podemos, ¿qué puedo decir? pues que están en el esperpento la mayor parte del tiempo. Es el doble salto mortal, con tirabuzón, dos huevos duros y lo que haga falta, una y otra vez. Iglesias lo ha dicho un montón de veces, prefiere que le den un telediario a un ministerio. ¿Se puede confiar en una persona así? Yo no. En Madrid, Carmena a veces muestra una cara bastante racional, es de las pocas políticas que cuando se equivoca lo reconoce, algo que para mí tiene mucho valor, pero está en manos de una banda que desde el minuto uno han mostrado qué entienden por gobernar. Es el PSOE, pero en esteroides. Que mantengan al frente a personajes como el susodicho Iglesias, Monedero o Errejón, me parece tan escandaloso como lo del PP o el PSOE. Por lo que han dicho, antes incluso de poner en marcha el partido, lo que han hecho y soltado por esas boquitas en Venezuela, y por ese estilo tan suyo, que les lleva a meter la pata una y otra vez, sin asumir ninguna responsabilidad, mientras se la exigen a los demás. Tienen casi todos los vicios de los de la casta, al fin y al cabo también lo son, pero con unos planteamientos propios de hace 70 años. Tendrían que ganar mucho en credibilidad, para que me arriesgase a votar a unos personajes tan incompetentes con las cosas de comer, y que ofrecen soluciones tan peculiares como incrementar el gasto público en 60.000 millones en un país que lo debería haber recortado mucho, hace casi 10 años. El comportamiento de sus votantes, que además son "consultados" a menudo, tampoco ayuda a verles como una alternativa viable.

Ciudadanos es hoy por hoy la opción, aunque últimamente veo demasiadas cosas que no me convencen. Creo que tienen demasiada prisa y no deberían. Intentan conseguir votos en la derecha y la izquierda, con lo que a veces se quedan con las vergüenzas al aire. Tienen un peso pesado como Garicano que podría haber sido la pizca de raciocinio económico, pero esa necesidad de convencer a todo hijo de vecino, solo ha dejado propuestas anecdóticas. Lo de los autónomos, por ejemplo, no cambiará casi nada. ¿Es un paso? lo es. ¿Suficiente? En absoluto. ¿Era fácil una alternativa mejor? Claro que no, la teta de los autónomos es muy golosa para meterle mano en serio al problema, con Europa controlando el deficit con lupa. En el aspecto catalán aún me preocupa más el viraje. Sí, algunos votos que iban a CiU son importantes, pero no sé si al precio que se está pagando y pagará por ellos.

Los nacionalistas no puedo ni considerarlos. Creo que son uno de los principales problemas de este país. Representan lo más rancio de España y encima lo enarbolan con orgullo, porque nadie les dice que no molan nada, el olor a naftalina es insoportable. Cualquiera que aspire a una cierta igualdad de oportunidades no puede ni plantearse votar a opciones que solo están por lo suyo. Una razón más, por cierto, para estar cada día más lejos de opciones "progresistas". Hagánselo mirar señores del progreso, a ver como comulga uno con eso de ser la constante coartada de los nacionalistas vascos y catalanes.

Sobre UPyD francamente, no tengo ni idea de en qué guerra están. Les he votados dos o tres veces, me gustaban sus planteamientos sobre cómo debe ser el estado, la recuperación de alguna competencia, pero a nivel económico, es más de lo mismo o incluso peor. Volveré a tenerles en cuenta en las siguientes elecciones, a ver si hay algo aprovechable.

Los liberales, no sé cuales porque hay unos cuantos, podrían ser la opción, pero están echados al monte. Están por encima del bien y del mal, y en un país como España no tienen absolutamente ninguna posibilidad. La mayor parte de la gente no tiene ni idea de lo que significa el liberalismo y todas las referencias que tienen son tramposas. Las que utilizan los contrincantes que he mencionado hasta ahora, que usan el término para desprestigiar cualquier planteamiento en el que se apunte algo de racionalidad. Hacen falta liberales con un calendario claro: señores a esto es a por lo que vamos, a dos o tres legislaturas vista, pero primero daremos esta serie de pasos, buscando lo más eficiente para la sociedad en conjunto y demostrando que funciona a los que nos voten.

Y si piensas que estoy en contra del socialismo porque sí, no es cierto. Creo que la socialdemocracia ha hecho grandes cosas en Europa y que el estado puede ser el encargado de mejorar las oportunidades de los ciudadanos, sobre todo de los que menos tienen. El estado puede ser el árbitro de vigilar que se funciona, de acabar con la economía de amiguitos, el encargado de actuar en aquello que sea necesario, de abrir vías en las que sin la iniciativa pública sería muy difícil avanzar, por ejemplo en temas de investigación y desarrollo. Pero lo que no tiene sentido hoy, es vender al personal la idea de que el estado será el que resuelva todos los problemas a cambio de nada, que todo esto no tiene un coste gigantesco y que podemos seguir así indefinidamente. Y eso es lo que hacen todos desde el PP hasta Podemos, porque es lo más rentable electoralmente. Pero es una enorme estafa, son unos trileros sin remedio, porque el estado no puede resolverte la vida, es absurdo siquiera pensarlo y lo saben. Por más que insistan en ello, y que lo adornen como lo adornan, no es posible.

Necesitamos opciones políticas que no nos mientan, que nos digan que sea lo que sea, nos va a costar mucho trabajo y que cuanto más nos esforcemos los próximos años, aumentarán las posibilidades de que mejoren las cosas, sobre todo para las futuras generaciones. Debes entender que estamos viviendo a cuenta de las rentas de nuestros hijos y nietos, que cobrar las pensiones actuales, es ponerles una losa que tal vez no sean capaces de soportar. Si esos a los que votas no te lo dicen, te están engañando. Deberían contarte que sin una educación excepcional los chavales lo van a tener complicado de narices. Que debemos aspirar a mucho más, porque competir por estar en la media europea, es como pelearse por la fruta que acaba en la basura, por las lechugas feas del mercado, por los filetes duros, el pollo que huele mal y está pasado. Si queremos un buen pescado, y jamón de vez en cuando, hay que currar, mucho. Te tienen que decir que deben hacerlo los estudiantes y los profesores en los colegios y universidades. Es una obligación de los empresarios y trabajadores, por supuesto de los funcionarios. Que necesitamos a los jubilados en esta tarea, porque en muchos casos tienen la experiencia, las ganas y una capacidad de entrega, de sacrificio, que no sé si tenemos los demás. Y por supuesto necesitamos una clase política y gobiernos que sean los primeros en dar ejemplo. Hacen falta más dimisiones, sin marear tanto la perdiz.

Tenemos por delante una labor difícil de entender, pero posiblemente, de lo que hagamos en los próximos cinco o diez años en España va a depender nuestro futuro, y sobre todo el de las nuevas generaciones. ¿Tenemos lo necesario para lograrlo? No tengo ninguna duda. Si trabajando a medio gas, haciendo trampas, con corruptos por doquier, hemos sido capaces de llegar hasta aquí es que tenemos algo especial. No sé que es, pero objetivamente tenemos algo que no tienen otros países. Vamos a aprovecharlo, a sacarle partido, potenciar lo que hacemos bien, tomar decisiones ingratas y arreglar todo lo que sea necesario.

Eso o podemos seguir silbando al borde del precipicio, a ver que pasa...

 




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