La crisis de Venezuela I: Un poco de historia

Jose Valle, 17/05/2017    #VENEZUELA, #CRISIS, #CHAVISMO



Imagen: Jonathan Alvarez C

La situación actual de Venezuela, como la de tantos países latinoamericanos, no es fácil de entender desde España, sobretodo para los que no viven su día a día. Aunque intente simplificarse la cuestión, no es tan sencillo como unos y otros se empeñan en hacernos creer. La participación de algunos dirigentes de Podemos en el proceso venezolano ha convertido un debate, que debería tratar fundamentalmente de cómo se pisotean los derechos humanos, en otro y tú más, con tintes aún más absurdos que el caso cubano, que acostumbran a defender algunos partidarios de las revoluciones. Y esto es lo que pretendemos poner en claro con esta serie y otros artículos que vendrán. En Venezuela no solo están enfrentados los ciudadanos o las propias familias entre sí, también lo están las fuerzas del orden, mientras los militares se hacen a un lado. El latrocinio desde el estado ha adquirido proporciones monstruosas, se comporta como un virus que contamina todo lo que toca, algo que ya se denunciaba en los primeros años del mandato de Hugo Chávez. Porque, si bien es cierto que durante decenios los partidos tradicionales y la clase dirigente sembraron con sus políticas el terreno para la llegada de los revolucionarios, también lo es que, entre las muchas promesas de reforma y regeneración que traían, se ocultaba la ruina y desolación para este increíble país y sus gentes.

Venezuela es un lugar de una belleza impresionante, casi insultante. Quienes lo conocen lo describen como un paraíso, una región espléndida ahogada en la riqueza de sus recursos naturales. Al igual que en otros países latinoamericanos, en Africa, en Asia, basta tirar una semilla al suelo para que crezca cualquier cosa, escarbando un poco más brotan ríos de dólares, en forma de petróleo y minerales. Y al igual que en otros lugares ricos en recursos, también crece con la misma facilidad la desesperanza, por la falta de oportunidades para una parte de sus ciudadanos.

Cuenta con una superficie de 900 mil kilómetros cuadrados, en los que viven 31 millones de habitantes, el doble de la superficie de España, con apenas dos tercios de nuestra población. Su economía depende en gran parte del petróleo, la minería y la agricultura. En esa misma riqueza se gesta, en buena medida, la tragedia de este lugar mágico. Y aunque habitualmente se incluye a Venezuela en la lista de los países en vías de desarrollo, no lo es. Para que sirva de ejemplo tiene un PIB de 427 mil millones de dólares, un tercio del español, y una renta per cápita que se sitúa en 13 mil dólares, también casi un tercio de la española.

Un poco de historia

La región que se corresponde a la Venezuela actual se independizó en 1811 y en 1820 formaba parte de la Gran Colombia. Fueron años de luchas, primero contra los españoles y después entre quienes se quedaron en aquellas tierras, descendientes y nativos. Para hacerse una idea de la inestabilidad postcolonial, basta pensar que para 1820 se constituye la Tercera República, es decir, tres repúblicas en menos de diez años. En 1829 el proyecto Gran Colombia quedaría escindido en Venezuela, Ecuador y Nueva Granada, la que más adelante sería la actual Colombia. 

A lo largo del siglo XIX y una parte del XX, los liberales y conservadores se enfrentaron tanto en la política como con las armas. El punto álgido fue la Guerra Federal o de Los Cinco Años, en 1859, una guerra civil que acabó con la vida de 100 mil venezolanos del millón que poblaba el país. El historiador Elías Pino apunta que la independencia trajo la bancarrota, y dejó un país sin instituciones y enfrentado. 

Durante más de un siglo, la forma más habitual de llegar al poder fue por medio de las armas, hasta que en 1936 se inician los cambios que condujeron a la democracia durante la presidencia de Eleazar López Contreras. No fue un periodo tranquilo, y acabó un par de golpes de estado más tarde, con la llegada de Marcos Pérez Jiménez al poder, que a su vez fue derribado por otro golpe militar, y que acabó sus días en España, acogido por Franco.

Es en estos años en los que se sientan las bases de la Venezuela moderna y tras su derrocamiento, por fin, cambia la situación. En 1958 los principales partidos venezolanos acuerdan el Pacto de Punto Fijo, cuyo objetivo era conseguir la consolidación de la democracia, fomentando la estabilidad, al facilitar la alternancia de los firmantes al frente del gobierno. Los participantes son Acción Democrática (AD), socialistas; el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), democrata cristianos o social cristianos, dependiendo de quien adjudique la etiqueta; y la Unión Republicana Democrática (URD), un partido de centro progresista con orígenes revolucionarios, cuyo lema es "Por pan, tierra y libertad". El Partido Comunista decidió no participar en el pacto.

En los 50, gracias a la estabilidad lograda por los últimos dictadores, unas leyes que favorecían el comercio y la llegada de una democracia formal, Venezuela inicia una senda de notable crecimiento económico. En 1960, los venezolanos promueven la creación de la OPEP y en 1974 llega al poder el presidente Carlos Andrés Pérez, muy popular en España durante la etapa de los gobiernos de Felipe González. Completa su mandato en 1979 y repetirá de nuevo en la legislatura 1989-93. Tras los intentos de golpe de estado del 92, uno de ellos encabezado por Hugo Chávez, Pérez es destituido, al ser condenado por malversación de fondos públicos.

Tras su detención, Chávez pasa dos años en la cárcel y llegará al poder en las elecciones de 1999, con un 56,5% de los votos, a un país en el que pese a los periodos de paz y, sobre todo, de gran bonanza económica, persisten las desigualdades. Chávez encuentra el caldo de cultivo ideal para que fructifique un movimiento que promete solucionar todos los males del país, aunque es algo que no han sido capaces de corregir dos siglos de historia, él asegura que se encargará de ponerles fin. Chávez no abandonará el poder, excepto por unos días durante el fallido golpe de estado de 2002, hasta su muerte en 2013. Nicolás Maduro fue el sucesor elegido por el caudillo bolivariano.

Una serie de Pilar Everss y Jose Valle

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